Causas
La causa del vértigo puede ser consecuencia de alteraciones en el oído, en la conexión nerviosa del oído al cerebro o en el propio cerebro.
Otros factores que pueden propiciar la aparición del vértigo son:
Mareos: Fundamentalmente en personas cuyo oído interno sea especialmente sensible a movimientos súbitos, como los vaivenes.
Infecciones víricas o bacterianas que afecten al oído interno.
La enfermedad de Ménière: Un trastorno de causa desconocida que produce crisis de vértigo repentinas y episódicas y suele ir acompañada de tinnitus (zumbidos), pérdida de la audición y náuseas.
Regulación anormal de la presión arterial: Especialmente en personas mayores que toman fármacos para controlar una enfermedad cardiaca o la hipertensión y pueden desmayarse cuando se ponen de pie bruscamente debido, precisamente, a una bajada de la presión arterial (hipotensión ortostática).
Trastornos neurológicos: Como la esclerosis múltiple, fracturas de cráneo, tumores (especialmente los que se desarrollan en la base del cerebro o cerca de éste) o ictus.
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Síntomas
La manifestación clínica más frecuente es la sensación de que el cuarto en el que está el paciente está girando o que el propio cuerpo está en movimiento.
Otros síntomas que pueden aparecer incluyen:
- Zumbido de oídos.
- Pérdida del equilibrio.
- Mareos.
- Hipoacusia en un oído.
- Dificultad para enfocar con los ojos.
- Visión doble.
- Parálisis facial.
- Dificultad en la articulación del lenguaje.
- Debilidad de las extremidades.
- Prevención
Algunas recomendaciones que pueden reducir el riesgo de tener vértigo son evitar posiciones extremas de la cabeza o movimientos rápidos de la misma.
Además, conviene minimizar las circunstancias que pueden desencadenar esta afección, como la ansiedad, el consumo de sustancias que provocan alergia o el estrés.
Las personas con vértigo tienen la sensación subjetiva de que él mismo o el entorno están girando cuando no es así.
Diagnóstico
El primer paso es determinar la naturaleza del problema y su causa. Para ello, el neurólogo le hará rellenar al paciente un cuestionario que tiene por objeto conocer los detalles del cuadro clínico que éste padece, los síntomas que acompañaron al mareo, su duración, posibles desencadenantes o qué produjo alivio.
A continuación, el especialista procederá a la exploración otorrinolaringológica, que abarca oído, fosas nasales, nasofaringe, cavidad oral y laringe.
En ocasiones, puede ser necesario el estudio de un fenómeno reflejo llamado nistagmo, un trastorno que se manifiesta con movimientos rápidos e incontrolados de los ojos (ya sea de lado a lado, de arriba abajo o de manera rotatoria) y se justifica por las conexiones existentes en el cerebro entre el sistema vestibular y los núcleos de los movimientos oculares. El médico tratará de estimular el nistagmo mediante un movimiento brusco de la cabeza del paciente o introduciendo gotas de agua fría y caliente (alternativamente) en el canal auditivo.
Pueden requerirse, asimismo, una tomografía computarizada o una resonancia magnética de la cabeza, que mostrarían, en caso de haberlas, alteraciones óseas o tumores en el nervio facial o del acústico.
Tratamientos
El tratamiento del vértigo depende de la causa subyacente que lo produce. Existen diversos fármacos que se indican según las características del paciente, entre ellos los diuréticos (puesto que al eliminar agua se reduce la cantidad existente en el oído interno y con ello la sensación de vértigo), la betahistina (un fármaco que reduce la excitabilidad de las neuronas vestibulares) u otros como los antagonistas del calcio y los protectores celulares frente a agentes tóxicos locales. En general, estos fármacos producen somnolencia, especialmente en personas de la tercera edad. Cualquiera de estas prescripciones deberá acompañarse de una dieta baja en sal, una combinación que resulta eficaz en el 70 por ciento de los casos.
De no ser así, se realiza un tratamiento con gentamicina intratimpánica, un antibiótico que se inyecta a través del tímpano, pasa al oído medio y actúa en las células del equilibrio. Suele ser efectivo en un alto porcentaje de los pacientes en los que ha fallado el tratamiento anteriormente descrito. Para el resto, la única vía posible es pasar por el quirófano para someterse a una neuroctomía vestibular (según la cual se corta el nervio del equilibrio de manera que el paciente mantiene la audición) o una laberintectomía (que supone la eliminación de todos los receptores sensoriales del equilibrio, con la consecuente pérdida de audición).
A nivel particular cabe contemplar el vértigo paroxístico benigno postural, un trastorno que se desencadena a raíz de la realización de movimientos bruscos y cuyo origen está en el depósito de restos de tipo calcáreo en uno de los conductos semicirculares del oído interno. El tratamiento consiste en extraer dicho material de una zona donde no debería estar mediante determinadas maniobras.
Otros datos
Complicaciones
El vértigo puede afectar a las actividades diarias, como conducir o el desempeño del trabajo.
Además, las caídas que afectan a algunos pacientes pueden provocar lesiones y fracturas.